Históricamente, las vacunas desarrolladas para animales, incluidas las vacunas contra la rabia o la peste porcina, han tenido como objetivo proteger a los humanos en lugar de a los animales mismos.
Los científicos ahora están considerando cada vez más las vacunas animales como un medio para salvar poblaciones silvestres de especies amenazadas.
Al igual que con las vacunas para humanos, los ciclos de desarrollo pueden llevar una década o más, y el desafío de administrar dosis es mucho más complejo.
Pero algunas iniciativas se han mostrado prometedoras para proteger la vida silvestre de enfermedades infecciosas que de otro modo podrían llevar a la destrucción de especies enteras.