Segunda Marcha por la Ciencia y el Conocimiento
El pasado sábado 14 de abril se realizó la segunda versión de la Marcha por la Ciencia y el Conocimiento, actividad que busca visibilizar la precarización de las condiciones laborales y las restrictivas políticas públicas que existen para esta área. Este movimiento comenzó a mediados del 2017 en Estados Unidos como respuesta a la serie de medidas anti-científicas propuestas por el gobierno de Donal Trump, sin embargo, se extendió rápidamente por el resto de mundo debido a la transversalidad de los problemas en el ámbito científico.
En Chile, esta actividad tuvo lugar en 9 ciudades, convocó a cerca de 20 organizaciones y un sinnúmero de científicos provenientes de distintas instituciones del mundo público y privado. Se estima que sólo en Santiago, la actividad reunió a más de 4 mil personas. Al respecto, Cristián Undurraga, coordinador de la marcha, manifestó “Se cumplió el objetivo de congregar y convocar a la gente, llegó mucha más que el año pasado y eso es un avance”.
En esta oportunidad, las organizaciones adherentes emitieron un petitorio que gira en torno a los ejes: Institucionalidad, Chile y sus talentos, derechos sociales y equidad de género, democratización del conocimiento, y educación (Petitorio Marcha Por la Ciencia Chile 2018). Entre los requerimientos, destaca la creación de un Ministerio de la Ciencia, capaz de proponer políticas dirigidas a impulsar la investigación y la inversión tanto a nivel público como privado.
Según la segunda encuesta de “Inserción de investigadores científicos 2018”, realizada por la ANIP (Asociación Nacional de Investigadores de Postgrado), el 79% de las personas con doctorados tiene empleo, el 5% está inactiva, y el 16% está desempleada. Esto quiere decir que hay 2.278 investigadores cesantes de un universo de 14.237 doctores que tiene Chile en este minuto. De los investigadores contratados sólo un 25,1% tiene contrato indefinido, el 31,8% está a plazo fijo, mientras que un 21,5% tiene un contrato a honorarios y otro 16% boletea sin contrato, el resto solo tiene acuerdos de palabra.